"Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará." Proverbios 22:6
"Instruye al niño en el camino correcto, y aun en su vejez no lo abandonará." Proverbios 22:6
17 de septiembre de 2018
Septiembre es un mes especial para los cristianos de habla hispana
porque celebramos el mes de la Biblia. En este mes recordamos dos hitos
importantes vinculados con la traducción bíblica.
Las iglesias evangélicas y protestantes recuerdan que un día 26 de
septiembre de 1569 en Suiza se terminaron de imprimir los primeros 260
ejemplares de la Biblia en español conocida como la “Biblia del Oso”
(llamada así por la ilustración de su portada). Esta traducción fue
hecha por Casiodoro de Reina, y luego sería revisada por Cipriano de
Valera, convirtiéndose en la traducción Reina Valera, la de mayor
circulación en el mundo de habla hispana y la más apreciada por las
iglesias protestantes y evangélicas.
El mes de la Biblia es una celebración tanto personal como comunitaria.
La Palabra de Dios que penetra nuestro ser interior trayendo luz y vida
también nos desafía a bendecir a nuestros hermanos y predicarla en todo
lugar.
La Biblia habla de Cristo, ella contiene el mensaje de salvación. Es por
las Escrituras que nos encontramos con Dios y su hijo Jesucristo,
llegamos a la fe y desarrollamos nuestra vida como hijos de Dios.
En este mes tan especial no celebramos un libro que meramente nos
inspira o informa.
Celebramos que Dios se ha revelado a la humanidad por medio de Cristo
Jesús, a quien conocemos y con quién nos encontramos a través de las
Sagradas Escrituras.
Celebramos que es a través de la Biblia que escuchamos a Jesús decir
que Él ha venido para que tengamos vida, y para que la tengamos en
abundancia (Juan 10:10).
Celebramos que por la paciencia y consolación de las Escrituras, hoy
tenemos esperanza (Romanos 15:4).
Celebramos que su Palabra es escudo para los que en él esperan
(Proverbios 30:5).
Celebramos que su Palabra es lámpara y lumbrera en nuestro camino
(Salmos 119:105).
Y celebramos que, sin importar lo que pase, la palabra del Dios
nuestro permanece para siempre (Isaías 40:8).